El Obrador

La panadería “La Moderna”, más conocida como “El horno de Antoliano” conmemora el centenario de su fundación. Antoliano y Antonia comenzaron con ilusión a elaborar un pan natural, puramente artesano, a principios del siglo pasado. Sin obrador, heñían la masa en su propio hogar y ofrecían un producto propio y cuidado a los vecinos de Las Navas del Marqués, en la provincia de Ávila. El pan de Antoliano y de Antonia logró la consideración de los habitantes y visitantes de este lugar castellano de clima frío. Su fidelidad propició la continuidad de la saga.

Ricardo y Amparo continuaron la labor manteniendo la filosofía de sus antecesores, seleccionando los ingredientes y empeñándose en obtener un producto de calidad.

Durante treinta años, Antoliano  y  Mari Carmen consolidaron la industria. Esta tercera generación modernizó la elaboración de un pan con sello propio, seleccionando con rigor productos naturales, cuidando con esmero la producción artesana, alimentando el horno con tocones de encina y jara negra,  amasando prácticamente a mano y distribuyendo un pan reconocido por localidades vecinas.

Es la cuarta generación la que actualmente regenta la panadería. Antonio Pérez la dirige desde los años noventa del siglo pasado. Con él, la elaboración experimenta una transformación que nos lleva a tiempos de su bisabuelo Antoliano artesanalmente hablando. En estos años se incrementa la demanda de pan, se activa el proceso, pero se atiende con especial interés que no se pierda el auténtico sabor del pan de nuestros antepasados.

“El progreso está en el regreso”, es un lema proverbial entre los panaderos. Así lo creen y lo practican los herederos de la panadería “La Moderna”: es conveniente volver a los orígenes, utilizar las manos y disponer como ingredientes el  tiempo, el reposo y el buen hacer.

Antonio avanzó en esta fase hace más de quince años con su famosa barra de pata negra, la misma que hacían sus abuelos: masa madre muy fina y una fermentación lenta que incrementa los aromas, reduce azúcares e invita a disfrutar del primer alimento natural, el pan, como el niño que experimenta la dulzura de un colín.

Bajo estas premisas trabaja este joven profesional e innovador, siempre con la mirada puesta en el legado tan importante de su familia, pero con un entusiasmo firme y decidido a la búsqueda de la mejora y desarrollo de una industria cuyo objetivo es la calidad.

Mejora que en el año 2017 le hizo alzarse con el campeonato de España de panadería y bollería y que le ha obligado a ampliar su distribución por las comarcas colindantes debido a una demanda fiel y exigente.

Porque Antonio Pérez sabe amasar el pan con el cariño con que una madre envuelve a su retoño. Sabe que los ojos saborean el pan, el oído transmite al gusto el crujir de la corteza, el olor trasciende y nos lleva a otra estancia sin salir de la niñez. Sabe que en la boca el pan detiene el transcurso del tiempo porque su sabor es el que degustaron nuestros antepasados. Sabe que puede utilizarse el cuchillo para partir el pan, pero fue con la mano como lo dividió quien lo entregó diciendo: “Tomad y comed…”